Más de un centenar de personas han participado este fin de semana en las II Jornadas de Escuela Rural de FAMPA Alhambra celebradas en Montefrío, que han servido para analizar la situación actual de la escuela rural, sus necesidades y peculiaridades.
Familias llegadas de toda la provincia han reflexionado durante dos días sobre el futuro de los colegios ubicados en el territorio rural, que el curso pasado sumaban 105 centros en Andalucía, en los que estudian 10.950 estudiantes desde Infantil a ESO. “Cuando una escuela cierra, se pierde un pueblo”, advirtió la presidenta de FAMPA Alhambra, Rosa Funes, durante la inauguración de las jornadas, en las que estuvo acompaña por el presidente del Consejo Escolar de Andalucía, Manuel Pérez, la alcaldesa de Montefrío, Remedios Gámez, y la secretaria de la AMPA Acuarela de Montefrío, María José Coca.
Una de las principales reivindicaciones de las jornadas fue la necesidad de que la escuela rural cuente con una normativa propia, adaptada a sus necesidades. “Los colegios rurales tienen unas características específicas y, por tanto, deben regirse por criterios propios. Debemos garantizar que dispongan de los recursos humanos y materiales necesarios sin basarse únicamente en criterios de número de alumnado, como ocurre en núcleos urbanos o municipios de mayor tamaño”, aseguró Funes. Los participantes también abogaron por otras medidas, como fomentar la estabilidad de la plantilla de docentes que trabajan en entornos rurales, ofreciendo incentivos salariales y formación continua; o implantar en los IES comarcales ciclos formativos adecuados al contexto productivo cercano, para facilitar al alumnado la inserción laboral en su territorio.
Contra la despoblación
Según recogen las conclusiones de las jornadas, la Administración debería tener en cuenta que la escuela rural no solo cumple un rol educativo, sino que es una herramienta contra la despoblación, fortalece el tejido social de un pueblo, fomenta la participación ciudadana y, con los recursos adecuados, contribuye a la formación de jóvenes con capacidades para emprender en el medio rural. “Hay que romper la sensación de que quedarse en el pueblo es fracasar, por eso la escuela rural necesita continuidad y recursos, para que la juventud encuentre salidas en su propio territorio», señaló la presidenta.
El papel de las familias en la escuela rural fue otro de los puntos debatidos en las jornadas. “La labor de una AMPA, y su trabajo coordinado con el equipo directivo del centro escolar, es fundamental para poder avanzar y ser interlocutores con el ayuntamiento para conseguir mejoras”, recogen las conclusiones de las jornadas.
Un completo programa
Las II Jornadas de Escuela Rural han contado con un programa que ha dado voz a docentes, familias, personas expertas en educación y al alumnado.
Tras la inauguración, la ponencia inaugural corrió a cargo de Mª Teresa Salces Rodrigo, asesora del área de Educación, Infancia y Adolescencia del Defensor del Pueblo Andaluz, que hizo una férrea defensa de los colegios rurales y su importancia para el desarrollo de los territorios. El programa también ha incluido una mesa redonda sobre ‘Escuela Rural y su entorno’, coordinada por Nicolás Funes, orientador y maestro de la escuela rural, con la participación de Natalia Molina Huertas, maestra de colegio rural y coordinadora del CPR Alhfil; José Manuel Guillén Ruiz, alcalde de Galera, y representantes de la AMPA Acuarela de Montefrío y AMPA Hacho de Loja. La voz del alumnado también fue escuchada, como parte esencial para el futuro de la escuela rural, en una mesa redonda con estudiantes que aportaron su visión y perspectiva de la educación rural.