El AMPA «APAGEL» del colegio público Genil de Granada también denuncia graves deficiencias en el servicio que Ibagar presta en el comedor de este centro. A continuación, una carta remitida por José Manuel Ortiz, secretario del AMPA.

Estimados amigos:

Aprovechando la difusión de lo acontecido en el Comedor Escolar del CEIP Isabel la Católica, y tras leer el comunicado de prensa colgado en la página web de la Federación, me permito, en nombre de nuestra AMPA APAGEL del CEIP Genil, de Granada, transmitiros las quejas que, en cuanto al funcionamiento del servicio de comedor, también gestionado el presente curso, por Ibagar, participamos el pasado jueves a sus responsables y Nutricionista, en reunión propiciada desde nuestra AMPA, a la que asistió gran número de familias usuarias del servicio.

La improvisación de todos los años en la puesta en marcha del servicio –disculpable, lógicamente, unos días- ha supuesto que las comidas no se sirvan a temperatura adecuada, dado, según se nos ha explicado, por la imposibilidad de introducir un horno en el espacio habilitado para “cocina” del SUM de nuestro Colegio donde, además de utilizarse para otras actividades, y sobre pupitres de madera, se presta ese, tan importante servicio, sin colocar siquiera un mantel de papel.

Venimos, desde hace años, padeciendo tal problema: ha de hacerse obras para retirar el aparataje de la empresa saliente, para instalar el que utiliza la nueva adjudicataria. Eso, que es un problema secular, ante la inexistencia de una adecuada infraestructura, parece que tenía que estar resuelto, máxime, cuando ahora se trata de una gestión directa, por la empresa concesionaria, mucho antes del comienzo del curso escolar, y que no quede a la improvisada y abnegada justificación por parte de las personas que, a pie de obra, hacen lo que pueden (y no es poco, pues, ciertamente, el buen perfil humano de su personal es de reconocer) para, en definitiva, cumplir con una misión que es tan importante para las familias como alimentar y enseñar a comer a nuestros hijos e hijas.

Sin embargo, aclarado que tal improvisación ya va a ser corregida en el tiempo (no se desarrolla aún ningún plan de entretenimiento para niños y niñas hasta el momento en que son recogidos, por ejemplo), el punto crucial de discusión en la prestación del servicio se encuentra en los menús. A toda reclamación formulada sobre escasez en las comidas, o menús en los que, tras unas lentejas campesinas se pone de segundo plato una ensalada de lechuga y tomate, o unos macarrones lisa y llanamente cocidos con salsa de tomate por encima y trozo de pescada con salsa de segundo plato, y la crítica, por las familias, acerca de que nos parece insuficiente ese menú, se nos da por respuesta que el ISE o el organismo correspondiente en la Consejería de Salud no autoriza, por 4’50 euros/por usuario(esta observación, del precio del menú, la pongo yo), a incorporar en el menú nada más; se dice que se han dado instrucciones desde Sevilla para que no haya raciones con carne de cerdo y nos colocan a las familias en la tesitura de dársela a nuestros hijos por las noches (no hay fritos, no hay salsas elaboradas, no hay embutidos, no hay carne de cerdo, no hay… y, además, la propia nutricionista de Ibagar reconoció que no es saludable dar de cenar a un niño un estofado de carne, por ejemplo) cuando en cursos anteriores, empresas, a las que incluso desde el Consejo Escolar se ha mostrado, en comunicación remitida al ISE, la satisfacción en el servicio (ejemplo triste del por qué las familias no se animan a participar en los mismos a través de su presentación como candidatos a nuestro órgano de participación), que han dejado de ser prestatarias del servicio por las reglas de las contrataciones públicas, ofrecían unos menús no sólo variados, sino, incluso, acordes con nuestra cultura andaluza (tales como potajes con bacalao o espinacas, etc., no necesariamente elaborados con carnes rojas), demostrando que por dicha o similar cantidad era posible el mismo aporte calórico y energético a nuestros hijos.

Sólo se nos habla de “parámetros”, proteínas, pliegos de condiciones y burocracias; pero los usuarios mantienen que sus hijos (difícilmente con tales menús van a tender a la obesidad) pasan hambre y al volver a casa comen de nuevo. Mal vamos así para conciliar la vida familiar con la laboral, y mal va a funcionar, si es que sigue existiendo, el Plan de Apoyo a las familias, cuando ha de abonarse cerca de cien euros mensuales y dar de comer después en la casa a los niños y niñas.

Desde la empresa Ibagar se nos indica que “Sevilla” (suponemos que el Organismo correspondiente dentro de la Consejería de Educación: ISE o similar) les tiene que autorizar los menús y que incluso se les devuelven dos o tres mensualmente y que sólo puede ponerse una ración de “carne roja” al mes. Sinceramente, si los menús ofertados son autorizados por la Consejería, debe saber que, al menos entre quienes estuvimos presentes en la referida reunión informativa, nos parece que se está dando de comer a niños y niñas de once-doce años (en pleno crecimiento y preadolescencia) un “menú de enfermo”, esto es, el que se proporciona a hospitales o ancianos a través de la asistencia domiciliaria, pero, con una pequeña diferencia: los ancianos no tienen la actividad que nuestros hijos. Creemos que no se pueden sustituir las proteínas de la carne o el pescado con las proteínas de las semillas. Bien está que nuestros hijos coman potajes, pero al menos con lo que antaño se conocía como “sustanciero”, y no ofertar, como platos fuertes “jamoncitos de pollo”, o “panga con guisantes” tras unas “judías verdes con patatas”.

Recogiendo una sabia reflexión de una madre asistente a la mentada reunión: “cuando los niños salen del comedor, la comida ya está en los pies”.

Eso sí: las reglas de 1 día/carne roja, se ha cumplido a rajatabla: en el menú del presente mes de Octubre se presenta la carne roja (“Macarrones con tomate” y “Ternera en salsa con ensalada de zanahoria”), casualmente el martes día 12, festividad de la Virgen del Pilar, y, por tanto, no lectivo…

Creo, a mi modesto entender, que algo falla. Y, ya sea propiciado por una inadecuada interpretación de las instrucciones de la Consejería de Educación acerca de su interés en evitar niños hipertensos, con colesterol, o bajo una estricta convicción acerca de lo que ha de ser la “alimentación saludable”, o que no salen las cuentas a las empresas adjudicatarias del servicio, al entender de muchos y muchas de nosotros, el servicio de comedor escolar no funciona como es debido, y eso no se resuelve, creo, con una mera sugerencia a una página web de una empresa, como se nos dá por respuesta, para “mejorar el servicio”, cuando éste se presta desde un Colegio Público.

Me gustaría, en mi nombre, como padre de alumno usuario del comedor, como afiliado a la AMPA y perteneciente a su Junta Directiva, saber ante qué Organismo puedo o podemos formular cuantos comentarios, sinceros, transmito a la Federación de la que formamos parte, como afiliados, para conseguir la mejora de este tan fundamental servicio como el que ahora, tristemente, tenemos en candelero.

Agradeceré vuestra atención y vuestros comentarios al respecto.

Atte. Os saluda, José Manuel Ortiz Sánchez. Padre de alumno del CEIP GENIL de GRANADA y Secretario de su Asociación de Madres y Padres, federada con el número 63.-